La última escala del viaje indoceane se desarrolla en el país de la eternidad, Egipto, con la mujer Diosa por excelencia. Cleopatra se sumergía en baños de leche de burra. Fuente de relajación, cremoso y suave para la piel, este baño era conocido por otorgar un magnetismo fascinante, una seducción irresistible a las mujeres. Egipto es también el país de las piedras preciosas, donde a veces los cuerpos se cubrían con oro.
Baño Lácteo Celeste
Este polvo de baño fascinante, rico en qi-marine y en Loto Sagrado, se convierte en una leche untuosa al contacto con el agua, y viste los cuerpos con un luminoso velo hidratante. Su ligero perfume frutal (melocotón, melón) con sutil toque de sándalo y vainilla, aporta a este momento una nota deliciosamente sensual.
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